Cuando miro atrás y veo que no soy quien era, no me parezco
en nada a quien solía ser, que actuó y reacciono distinto, que opino distinto,
que veo la vida con suspicacia y que sobre todo quiero cosas distintas, todo
desde aquel día que me convertí. Miro atrás
y extraño muchas cosas, pero no puedo negar que me sienta mejor ahora y que
siempre me pelearé entre lo que soy, lo que fui y lo que quiero ser.
Era Navidad, mis primos y yo estábamos esperando las 12am
para salir a una fiesta, ya evidentemente no creía en Santa Claus y ya mi mamá
tampoco le hacia la suplencia; la fiesta era en casa de unos amigos de una
prima, entre ellos había un pretendiente de ella que la esperaba, nuestra
compañía tenia un interés adicional de protección y seguridad para ella. Llegamos
a la fiesta y había toda una celebración, música muy alta, gente bailando,
tragos, birras, etc., pero había entre tanta algarabía alguien que me llamaba extremadamente
la atención, paradójicamente normal y corriente pero cautivante.
Desde el principio me abordo, quiso hacer amistad, y lo
logro, se convirtió en alguien de confianza y aquí entre nos en alguien intimo.
Una noche, luego de una fiesta que me invitó me abordo con una carta, no era de
amor ni mucho menos, pero me enamoró y me hipnotizó con sus palabras, no supe
mas de mi hasta el día siguiente, cuando desperté tenia a mi lado a la persona
que amaba, pero tenia un rara sensación, había algo distinto en mi, podía
llamarlo en ese momento satisfacción pero iba mas allá, desperté con una forma
distinta de ver las cosas y de sentir las cosas, parecía a simple vista una
noche de sexo, pero sabía que había pasado algo mas.
Cuando despertó me agradeció por haberme regalado una noche
tan maravillosa y por haberme entregado de esa forma, seguía sin recordar que
pasaba, pero consciente de que no se refería a la entrega pendeja del amor,
sino a otra cosa. Se me despertó un hambre voraz, no un hambre común de un
combo de McDonald’s, no era hambre comer sino de probar, y no solo de probar
sino de degustar con otras personas la sensación que viví anoche, veía a todos
como un pedazo de carne, todos eran potenciales fuentes de alimentación.
Semanas después, tenía la sensación de que la gente sabía lo
que me había pasado menos yo, sentía algo muy parecido a la vergüenza aunque no
tenia muy claro que me avergonzaba. Mi madre constantemente decía que yo había cambiado,
que no era así, y yo no entendía a que se refería, pero en el fondo sabia que tenía razón, por eso me mandó
a trabajar para hacer algo por el país y para ayudar en la casa.
Así hice, conseguí un trabajo en un restaurant de comida rápida
y allí conocí quien se convertiría en mi mentor, Edgar, el había sido
convertido hace años cuando tenía 15, y desde entonces ha visto y ha hecho de
todo, así que dedico a enseñarme a cómo sobrevivir en un mundo donde siempre
tiene hambre de gente, como controlarla, con quien satisfacerla y con quien no,
con quien mezclarme y con quien no; pasaba mucho tiempo con él, incluso llegue
a pensar que quería algo mas conmigo.
Edgar me presentó a otros como yo, había unos más
hambrientos que yo, había unos que se comían entre sí, pero todos con algo en común,
hambre. Nos divertíamos de rumba en rumba, empecé a cambiar mi forma de vestir,
por una más extravagante, acorde al nuevo mundo donde me desenvolvía, mi color
favorito: negro, era el color de la noche y la noche era mi mejor amiga, mi
aliada y mi cobija. Mis amigos, no era realmente mis amigos, pero eran los que
me aceptaban tal cual era en ese momento. Edgar tenía un mentor, Abraham, un
tipo sarcástico y acido que hizo con él lo mismo que Edgar conmigo, y cuando me
vio se volvió mi otro mentor, Abraham tenía muchos más años que Edgar y sabia
las salidas del laberinto de esta nueva vida, nos hicimos muy buenos amigos, y
hasta descubrimos que nacimos el mismo día, así que de alguna forma Abraham se
reflejaba en mi.
Tenía nuevos amigos, atuendos nuevos, frecuentaba sitios
distintos y de ninguna forma podía dejar que mi familia supiera de este mundo
nuevo que conocí por accidente, de igual forma mi familia no les agradaría mis
amigos vestidos de negro, con ropa súper de moda y con edades distintas entre
sí, no entendería como un hombre como Abraham era amigo de un chico como yo y
viceversa. Así que la solución más inmediata fue irme alejando de mi familia,
para poder vivir la vida que me toco vivir y dejarlo a ellos con la vida que me
toco dejar.
Al convertirme perdí automáticamente la posibilidad de tener
una familia, la gente como yo no puede tener hijos y mucho menos una familia,
era una criatura de la noche y era visto como tal, el precio de aquella fiesta
que fue muy alto, y sin ánimos de parecer arrepentido no haría lo mismo si
volviera a nacer.
Mi madre tenía varias teorías de lo que me sucedía, pero la
incertidumbre no la dejaba vivir tranquila, era natural en una madre tratar de
salvar a su hijo. Se paseó por todas las teorías, pensó que andaba en drogas,
que robaba y que Edgar era un malandro, creyó que me prostituía, creyó que era
secta, una religión – curiosamente había perdido la fe-, creyó que era algo
sobre natural: un hombre lobo o un vampiro, porque todo coincidía con la vida
de un vampiro…
Finalmente la saqué de dudas y le dije que vivía como un
vampiro, tenía hambre de gente como un vampiro, que convivía con gente como yo
como los vampiros, que salía de noche como los vampiros y que no tenia vergüenza
y pudor como los vampiros, pero que afortunadamente no era nada de eso, porque
no podría vivir eternamente siendo así… siendo gay.