Marian no siempre fue rubia, ni siempre fue bella, ella era la antítesis de una miss, un buen día despertó con 600 CC de silicón, un retoque de nariz, 200 mechones de cabello rubio natural, un poco de biopolimero en los labios y mas desinhibida que antes, ella se convirtió en un cliché, en la suma de unos cuantos comerciales y otros tantos realitys, descubrió que ser menos parecida a como nació era una formula de éxito, conquista más hombres de los que hubiese imaginado, tuvo acceso a lugares y discotecas, le han financiado miles de fines de semana y hasta un negocio abrió.
En otro lado de la ciudad esta Ricardo, que ahora se hace llamar Richard, era un ser nulo en la vida, de clase media, con un TSU en Administración y un Corsa heredado por su papá, unos cuantos viajes a Cuyagua y Choroní en su haber, medio gordito y medio niche. 6 meses y Bs. 3000 le costó su cuerpo nuevo, que le abrió las puertas a un mundo de mujeres, viajes a Margarita, fiestas inolvidables y hasta un nuevo y mejor trabajo, una relación estable con una mujer florero y planes de matrimonio.
Samuel, es un gay cliché, súper femenino, histérico, celopata, tramoyero, dramático como nadie y con el cual no puedes hablar mas allá de Lady Gaga, que trabaja en un salón de belleza, un día fue a rumbear con sus amigos y bailó toda la noche como una Go Go, captó la atención de un empresario curioso que le brindo unos tragos, una casa, un viaje a NY a cambio de buen sexo y fidelidad. Sam no había comenzado la universidad porque nunca termino el bachillerato, pero ya no le hacía falta porque su empresario se encargaría de asegurarle un futuro mejor.
Nereida es una recepcionista de 23 años estudiante de un cursito de Uñas Acrílicas, tiene un historial de relaciones tormentosas, ella es una cuaima que revisa mensajes, correos, hace shows en la vía publica, reclama a su hombre frente a quien sea, disfruta de caminar el Sambil, no sabe nada del mundo más que del que le rodea, tiene una relación con un taxista que le dejaba la carrera más barata y que la cuida y le dió 3 niños, logró hacer lo que a cualquier sifrinita del San Ignacio le cuesta años, casarse. La vida es más simple de lo que uno cree.
Eduardo, es un carajo Jersey Shore, que vive la vida ebrio, sabe que es sexy y que es un galán y juega con eso con sus presas, no tiene criterio para escoger, solo le importa ligar, ha vivido todas las semanas santa en Margarita, ha construido una imagen a punta de ropa de marca y buen gusto para poder triunfar con el sexo opuesto y hasta con sus homólogos; juega con las mujeres, las utilizas pero al mismos tiempo las derrite. Es lo que el gremio femenino llama un Perro, que es tan bien parecido que vale la pena involucrarse con él, siempre deja rotos corazones por ahí y hombres derrotados porque no pueden competir con él, pero al mismo tiempo nunca ha amado a nadie.
Con todos estos casos que he visto me he dado cuenta que mientras más evitamos ser un cliché más nos alejamos a lo que la gente busca, por eso el día de los enamorados fue más bien un #ForeverAlone, porque habemos un grupo de gente que busca ser distinta y ofrecer cosas distintas al mundo, cuando el mundo parece estar bien como esta.
Esa onda de volver al pasado y lo retro, lo vintage se extrapola a las relaciones y mientras más avanza el mundo más retrocede los gustos de la gente y son las cuaimas, las plásticas, los papi perros, los niches y las putas las que logran en menos tiempo lo que a muchos nos lleva años. Mientras mas cuaimo, mas revises celulares, mas show hagas y menos sepas del mundo, mejor porque así están los estándares nacionales y quizás los internacionales.
Estamos frente a una encrucijada, ser un cliché y triunfar en el amor o seguir con la consigna que “El que me quiera, me debe querer como soy” y quedarnos esperando como unos idiotas. La decisión es nuestra pero al parecer la solución es más fácil de lo que creemos.
Tenemos un año para no quedarnos #ForeverAlone para el Día de los Enamorados… A trabajar!
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