jueves, 17 de junio de 2010

Lindo Perrito...


Hace un mes me regalaron una cachorrita, que fue encontrada en una caja con 5 perritos más, yo escogí uno y el resto fueron regalados a otras personas, llegó a mi vida y me cambió todo: las prioridades, los compromisos, la vida social, el entorno familiar, etc. “Diva” como así llame a mi perrita, porque así son tratados todos los perritos, cambió mi vida, me hizo el sueño mas liviano, me hizo hablar con voz de bebé, comprar cositas cursis para perros, entrar al circulo social de personas con perro, ampliar mis temas de conversación, etc.

Entre muchas cosas, Diva como buen ser vivo tiene necesidades que no encajan en un mundo moderno cuyo ideal es 100% limpieza, todo en su santo lugar, etc. Cada vez que hacia popo o pipi era pasar por la desagradable experiencia de limpiarla y calarme los reclamos de mi mamá que pasó todo el día limpiando, sin embargo, ese trabajo no requiere mayor esfuerzo, creo que lo mismo haríamos si no existieran los pañales o los baños, he allí mi dilema: Que pasaría si no usáramos pañal? Si mi mamá me abandonaría porque me hago mucho pipi o popo?

A partir de allí, comencé a pensar lo sencillo que seria la vida si el Hombre no fuera un animal social, es decir, no nos molestarían las necesidades de otros, aunado al hecho de que serian menos necesidades y mas básicas: Comer, dormir, hacer pipi, aparearnos, etc.

De no contar con ese chip social que nos hace como somos y nos ha complicado la existencia, el mundo seria más sencillo, se basaría en emitir sonidos para indicar hambre, sed, dolor, rabia, entre otras y mover la colita para expresar emoción, alegría; y lamer al prójimo para expresar sentimientos.

El ritual de apareamiento se resumiría en una necesidad y no un requisito de vida, no haría falta penes grandes y ser un demonio en la cama, tener hijos volvería a su sentido más básico, preservar la existencia. No nos preocuparía que nuestra pareja se coja otra persona, no existiría incesto, ni apellidos.

Las relaciones interpersonales serian menos complicadas, el beso no tendría la carga de dignidad y celo que tiene ahora, he hecho no existiría la dignidad ni el pudor. Expresarnos no seria una limitante sino un conductor de nuestro lenguaje, no ocultaríamos nada, porque nuestra colita se movería involuntariamente de la emoción.

Conocernos no seria un tema simpatía y ser extrovertido, sino simplemente olernos y caernos bien o mal, no seriamos hipócritas, si no me gusta lo que exuda tu olor… chao.

No tendríamos problemas de gustos, nos daria igual con quien estemos, no distinguiríamos colores o razas, clases sociales, si acaso jerarquías.

Adicionalmente no existiría el matrimonio y por ende no habría compromisos que evadir ni cuentas que rendir.

Creo que firmemente que a Dios se le paso la mano con el hombre, se le paso la cocción, agrego ingredientes de mas, endulzó mucho; creo que somos una prueba y no el resultado final. Creo que el peo empezó cuando empezamos a pensar y a ejecutar esos pensamientos.

Hoy que ya no estoy con mi perrita, por un maldito tema trivial y sin sentido como el orden y la limpieza, me doy cuenta que lo que toda la vida buscamos es simplemente alguien que se le mueva la colita cuando nos vea, y no necesariamente un perrito sino un ser humano que se emocione al vernos, que se quiera aparear con nosotros, que quiera olernos el rabo, que nos pase la lengua por la cara y que nos gruña cuando hacemos algo mal.

Creo que nuestra relación con los perros es un reflejo de lo que no conseguimos con los humanos, y visto así, es triste y patético reconocerlo, que no hay nadie que me haga mover la colita.

Grrrrr….

No hay comentarios: