Odio un domingo a las 6pm!! Porque sentencia un inevitable regreso a la rutina, a las colas, al almuerzo hecho la noche anterior, a la elección del atuendo del lunes, etc.; lo mismo me sucede con el 31 de diciembre, no hay vuelta atrás, lo que viene es un año mas, un día de la madre mas, un puente del 1 de mayo, unas vacaciones en agosto, un cumpleaños mas, entre otros.
Un día leí en alguna parte que uno puede detener el paso de los años pero no puede detener el tiempo, puedes parecer de 20 pero siempre tendrás 50, y ciertamente es así, el tiempo no da tiempo, no da receso, no da 5 minutos mas, ni nada parecido, el tiempo sigue y ya, allá nosotros lo que hacemos con el, si lo aprovechamos, lo malgastamos, lo invertimos, lo dejamos pasar o lo que sea. Cada vez que llega un 31 de diciembre me gustaría que el tiempo se detuviera para pensar si realmente quiero que llegue un año mas, si realmente quiero estar en el 2010; quisiera que me permitiera hacer memoria y cuenta, revisar, hurgar, limpiar, pero no, cuando menos te das cuenta ya es 4 de enero, y cuando te fijas bien, eres un año mas viejo, estas decorando navidad nuevamente o simplemente te sientes en el punto inicial.
Hoy me encuentro nuevamente en un 31 de diciembre, con ganas y con miedo de que pase rápido, me peleo entre vivir con lo aprendido, o esperar lo que viene, no se que es mas cómodo, que es mejor, o simplemente que conviene mas. No quiero pelear contra el tiempo, pero si peleo con lo rápido que pasa cada vez mas, donde irónicamente siento que tenemos menos tiempo para hacer, que nos quedan cosas pendientes y tal vez por eso vagamos por el inframundo después de morir; queda la sensación de que hay mucha demanda de sueños y poco oferta de tiempo para hacer.
Un 31 de diciembre es simplemente el peaje o la alcabala de las cosas vividas y las cosas que estamos buscando, no es un año mas por vivir ni años menos que nos quedan, es solo un nombre, una fecha, una fiesta; no hay derecho a deprimirse, ni de perder las esperanzas, no son días los que se van sino oportunidades que dejamos. Es la calidad y no la cantidad lo que vale; no es Tiempo, es Vida.
Salgan y coman uvas, agarren sus maletas, gasten los últimos cupos de Internet, pónganse ropa interior amarilla, metan dólares en la cartera, pero no olviden que todos esos rituales surten efecto por el ingrediente mas importante, nosotros. Yo particularmente no hago ninguno de ellos, odio las uvas, no tengo maletas, ya gaste mis cupos y me parece terrible la ropa interior amarilla, y además creo fielmente en el poder del ser humano de hacer lo que se propone.
Es 31 de diciembre, supuestamente se acaban las aventuras vividas en el 2009, cuando realmente comienzan nuevas cosas, vamos a vivir, mas que a medir el tiempo, vamos simplemente a disfrutar mas que a preocuparnos por los años que se van y los que vienen.
Sin alguna causa especifica, porque todas tienen sentido, y al mismo tiempo son absurdas, tomando en cuenta que cada cabeza es un mundo. Lo importante es que tengamos alguna razon para luchar por algo, asi sea una causa perdida...Eso da sentido a la vida.
jueves, 31 de diciembre de 2009
jueves, 3 de diciembre de 2009
El Switch
El 1ero de diciembre comenzaron a llover, llegar o atiborrar en mi celular los mensajes de “switchados”, que son todos aquellos que se pasaron el switch y desde esa fecha sienten, aman y disfrutan la navidad desde el principio. Muchos nos pasamos el switch, le damos ON a nuestra sensibilidad, afectos, sentimientos, etc. y entonces afloramos los mejores deseos que en el año ni por error decimos, porque entonces estaría fuera de época.
No me gusta parecer Grinch tampoco Scrooge, pero tampoco me gusta parecer que la Navidad es la única que me impulsa a decir lo que siento a quienes quiero, no me gusta regalar en una sola época, ni tampoco repartir abrazos durante 30 días solamente, mucho menos durante los últimos 5 minutos del año 2009.
Diciembre es solo diciembre, y Navidad es solo una celebración socio-religiosa que inspira buena vibra, buenos deseos, compartir, etc., sin embargo nunca dejo de pensar como seriamos si no existiera la navidad, qué estaríamos haciendo, qué venderían los buhoneros, qué cantaría Betulio Medina, cuanto costaría un paquete para Margarita y sobretodo que haría Dios en esta época, que casualmente es la única en que se le recuerda día a día.
A mi me toca decorar Navidad en mi casa, pero lo que empezó como una distracción y una excusa para compartir con la familia, se ha ido convirtiendo en una obligación, una tarea, una función, etc. Me opongo a la rutina y a los rituales, a las visitas a la abuela que nunca vemos ni llamamos para saber como esta, me opongo a regalar fachadas de arcilla, gorros de navidad y guantes que dicen “Mérida”, me opongo a correr por la ciudad en busca de un regalo que demuestre mi afecto, por buscar el tostyarepa que compensa el amor de mi madre, y la licuadora que retribuye los cuidados de mi abuela.
Me opongo a muchas cosas de la época, no me gusta jugar el amigo secreto, porque termino odiando a quien me regala; no canto ni hago parrandas porque no me gustan las bufandas verde con rojo; no soy amante del ponche crema y odio un Panetton, no me gusta la torta negra, mucho menos un dulce de lechoza, me decepciona como la hallaca atenta contra la creatividad culinaria y todo lo resolvemos con harina, hoja de plátano y guiso.
Así como me opongo soy cómplice de todo y de todos, porque no tengo derecho a quitarle a la gente la sonrisa que embarga un diciembre, no puedo contra unas birras con el vecino que ni me saluda, sucumbo ante la presión social de la oficina para jugar amigo secreto, soy débil ante el dilema de viajar o recibir el año con mi familia, tengo una relación amor-odio con San Nicolás, Santa Claus, Niño Jesús, Papa Noel, Espíritu de la Navidad, y cuanto nuevo icono aparece; me cuesta no ayudar al cochinito pintado con marcador y se me salen sin permiso las palabras: Prospero, venturoso, felicidad, bendiciones, etc.
No es la navidad la época que mas disfruto, porque en realidad disfruto todo el año, tiene mas sentido, mas días, mas peso, mas vivencias, mas recuerdos, que los últimos clásicos y rutinarios días de diciembre, pero definitivamente me paso el switch y juego a la navidad, juego a regalar, a enviar mensajes y cadenas, a comprarme el estreno, a subir los kilos, a tomarme hasta la palabra… ya en enero le daré OFF, resolveré que hago con mi vida, con mis proyectos, con mis metas, total solo tengo 11 meses de seriedad y buen comportamiento.
Y tú? Te pasaste el switch?
No me gusta parecer Grinch tampoco Scrooge, pero tampoco me gusta parecer que la Navidad es la única que me impulsa a decir lo que siento a quienes quiero, no me gusta regalar en una sola época, ni tampoco repartir abrazos durante 30 días solamente, mucho menos durante los últimos 5 minutos del año 2009.
Diciembre es solo diciembre, y Navidad es solo una celebración socio-religiosa que inspira buena vibra, buenos deseos, compartir, etc., sin embargo nunca dejo de pensar como seriamos si no existiera la navidad, qué estaríamos haciendo, qué venderían los buhoneros, qué cantaría Betulio Medina, cuanto costaría un paquete para Margarita y sobretodo que haría Dios en esta época, que casualmente es la única en que se le recuerda día a día.
A mi me toca decorar Navidad en mi casa, pero lo que empezó como una distracción y una excusa para compartir con la familia, se ha ido convirtiendo en una obligación, una tarea, una función, etc. Me opongo a la rutina y a los rituales, a las visitas a la abuela que nunca vemos ni llamamos para saber como esta, me opongo a regalar fachadas de arcilla, gorros de navidad y guantes que dicen “Mérida”, me opongo a correr por la ciudad en busca de un regalo que demuestre mi afecto, por buscar el tostyarepa que compensa el amor de mi madre, y la licuadora que retribuye los cuidados de mi abuela.
Me opongo a muchas cosas de la época, no me gusta jugar el amigo secreto, porque termino odiando a quien me regala; no canto ni hago parrandas porque no me gustan las bufandas verde con rojo; no soy amante del ponche crema y odio un Panetton, no me gusta la torta negra, mucho menos un dulce de lechoza, me decepciona como la hallaca atenta contra la creatividad culinaria y todo lo resolvemos con harina, hoja de plátano y guiso.
Así como me opongo soy cómplice de todo y de todos, porque no tengo derecho a quitarle a la gente la sonrisa que embarga un diciembre, no puedo contra unas birras con el vecino que ni me saluda, sucumbo ante la presión social de la oficina para jugar amigo secreto, soy débil ante el dilema de viajar o recibir el año con mi familia, tengo una relación amor-odio con San Nicolás, Santa Claus, Niño Jesús, Papa Noel, Espíritu de la Navidad, y cuanto nuevo icono aparece; me cuesta no ayudar al cochinito pintado con marcador y se me salen sin permiso las palabras: Prospero, venturoso, felicidad, bendiciones, etc.
No es la navidad la época que mas disfruto, porque en realidad disfruto todo el año, tiene mas sentido, mas días, mas peso, mas vivencias, mas recuerdos, que los últimos clásicos y rutinarios días de diciembre, pero definitivamente me paso el switch y juego a la navidad, juego a regalar, a enviar mensajes y cadenas, a comprarme el estreno, a subir los kilos, a tomarme hasta la palabra… ya en enero le daré OFF, resolveré que hago con mi vida, con mis proyectos, con mis metas, total solo tengo 11 meses de seriedad y buen comportamiento.
Y tú? Te pasaste el switch?
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