Cada vez que me encuentro con el mes de orgullo gay tengo
una relación amor-odio con este evento, por un lado siento que hablar de
orgullo cuando por otro lado reclamamos que somos normales y que merecemos un
trato como tal, es contradictorio.
En ese sentido, siento que ha pasado mucho tiempo desde
Stonewell y ya hoy en día no es orgullo la palabra, mucho menos cuando no es
protesta como pudo ser cuando Harvey Milk sino fiesta y una apología al mundo
que envuelve el entorno gay.
Entiendo que los gays hemos sido víctima de muchísimos maltratos
históricamente y los que falta posiblemente, pero ni los negros, ni los
autistas, ni otras “minorías” tienen un evento de tal envergadura. No creo que
sea con una fiesta en la calle que el mundo entienda lo que exigimos y mucho
menos creo que sea así como logremos integración, si bien es un evento para
todo público termina siendo un evento hermético para la comunidad, no es una
marcha ni una protesta, es una fiesta, sin contar que muestra la versión incorrecta
de lo que somos, de esa manera siempre seremos vistos como eso.
Creo que el orgullo es lo que no nos deja avanzar, no
permite que seamos abiertos a encuentros, queremos igualdad pero vestidos en
cueros, suspensores, hilos dentales y dildos. Mientras más orgullosos creamos
estar de lo que somos, y repito que no es orgullo lo que debe alimentar nuestra
causa, menos seremos normales en la sociedad.
En todo caso debemos sentirnos orgullosos de ser excelentes
profesionales, de ser personas asertivas y proactivas, que siempre dan 150%,
que tienen lo mejor de los dos mundos, que comprendemos el mundo femenino y el
masculino, que somos los buenos hijos, los mejores amigos y hasta los empleados
del año.
No es orgullo lo que nos debe traer aquí, es unión, la unión
de los liberales y los enclosetados, de las lesbianas y los gays, de las Drags
y los conservadores, de los políticos y los bartenders, de los diseñadores y
los contadores públicos, entre otros.
Ciertamente no debemos olvidar lo que sucedió en el pasado,
pero debemos buscar que nuestro futuro sea distinto y paradójicamente igual al
de todos en la sociedad, debemos traer de este lado a los que no nos entienden,
a los que no nos aceptan, a los que nos odian, debemos hacernos respetar, pero
no con bailando, sino mostrando nuestro talento y nuestro aporte a la sociedad.
Seguimos creyendo que somos minoría y nos sentimos
orgullosos de eso, cuando realmente debemos ser un mismo bloque, seres humanos.
El orgullo está, pero no es por lo que somos sino por lo que
lograremos si cambiamos de estrategia.