Soy medio cinéfilo, y digo medio porque no me gustan todas
las películas, pero ciertamente me encanta el cine y la forma como cuenta
historias, historias que viene acompañadas de lugares, paisajes, platos,
momentos, etc que quedan grabados en mi mente como un sueño prediseñado con la
esperanza de algún dia estar allí.
Cuando aterrizas en una ciudad como New York, para mi era
como aterrizar en un gran estudio de televisión, el centro de casi todas las
historias de amor, drama, suspenso, terror, acción, ciencia ficción y fantasía
que había visto en mi vida, era llegar a la ciudad que ha sido mas destruida
por directores de cine y hasta por fanáticos religiosos, era llegar un icono
pop, a un emblema del “imperio” y la capital del mundo.
Era ir a la ciudad que se congeló en El Día después de
Mañana, la ciudad de los Friends, donde se perdió Encantada, donde El Diablo se
Viste de Prada, donde 5 amigas tuvieron Sexo en la Ciudad, donde el diablo
tiene un abogado, donde las novias andan en guerra, donde hay un Project Runway
cada año, entre otros.
New York es una ciudad en todos sus aspectos, es arrogante y
bohemia, es monumental, es chic, es niche, es de buen gusto y vulgar, es
odiosa, es agradable, es un bochinche, es inquieta, es educada y es mal hablada
también. Mi primera parada fue en Times Square, como publicista era el cielo,
como persona era un escándalo, como turista era increíble, pero confieso que
llega un momento en que tanta luz satura, y es un lugar tan turístico que no
sabes si quien vive en la ciudad y quien está de visita.
Mi siguiente parada fue Central Park, estar allí era como
meterse en el País de las Maravillas de Alicia, porque inmediatamente te desconectas
de la ciudad y te sumerges en un festín de cosas por hacer: manejar bici,
correr, caminar, montarte en un bote, ir al zoológico, echarte en la grama,
comer, dormir, tomar sol, etc. Pero mas allá de eso, era increíble ver como en
Caracas tenemos un Central Park que no aprovechamos, que no disfrutamos por los
prejuicios y el clasismo, físicamente no es nada distinto al de New York,
culturalmente si, pero como habitantes de la ciudad somos muy malagradecidos.
Otra parada obligatoria era ver la ciudad desde las alturas,
desde el histórico Rockefeller Center pude ver la ciudad en todo su esplendor y
entender porque es la capital del mundo, pero también entender que nos falta
tanto para llegar a ese nivel de desarrollo, no solo arquitectónico, sino
cultural y comercial, que aunque tenemos un Rockefeller natural que nos regala
vistas hermosas gratis, no le hemos logrado sacar provecho adecuado.
La 5ta Avenida para mi lado fashionista era el cielo, ver
grandes tiendas y marcas, pero mas allá de eso, era ver como la vida de la
ciudad está en las calles y no encapsulada en centros comerciales como aquí, la
Av. Fco de Miranda no tendría nada que envidiarle si aquí hubiese seguridad y
honestidad.
New York es poliglota, es una ciudad para todo y para todos,
no hay nacionalidad que no se sienta bien en esa ciudad, desde el más ortodoxo
musulman, pasando por el más estricto koreano y finalizando en el acartonado
ingles son seducidos por todos los elementos que componen la ciudad, todos
independiente de su idioma se toman su foto en la Estatua de la Liberta, el
monumento LOVE, en el puente de Brooklyn, se compra su franela I LOVE NY, etc,
es como si en New York todos habláramos el mismo idioma, o mejor dicho sin
hablar, todos estamos conectados con la misma vibra.
Mucha gente me decía que NY se parecía a mi, que por todos
lados era yo, y ciertamente vi mucho de mi en esa ciudad, pero vi mas lo que quería
ser que lo que era, lo que quería para mi vida, lo que sueño, lo que me gusta,
todo estaba allí. Sin embargo, entiendes que una cosa es ir de vacaciones y
otra muy distinta vivir allí, porque es una ciudad que no se detiene, en
consecuencia no te espera, te pasa por encima, no se para a ayudarte si te
caes, no te saluda, no te de los buenos días, sencillamente te da la bienvenida,
pero no la molestes.
New York es como esa sifrina de la que estas enamorado pero
no te para, es amor platónico totalmente, es como una puta que te seduce pero
que no te deja que la toques, es accesible pero paradójicamente VIP.
Volvería encantado de la vida, porque siempre es bueno ver a
quien te gusta, y a mi me gusta New York.